Ciudad de México.- Rinden homenaje a Carlos Montemayor recordando la obra y legado del escritor, poeta, novelista, ensayista y músico a 11 años de su partida. El evento organizado por la Academia Mexicana de la Lengua y la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco, contó con la participación de los académicos Fernando Nava, Jorge Ruiz Dueñas, Rodrigo Martínez Baracs y fue moderada por el Dr. Oscar Lozano Carrillo, rector de la UAM, Unidad Azcapotzalco. Gonzalo Celorio, director de la AML, ofreció una breve introducción sobre la obra del homenajeado.
Para iniciar el conversatorio, Oscar Lozano Carrillo, rector de la UAM, unidad Azcapotzalco, recordó a Carlos Montemayor a través de su obra literaria, y destacó al “gran pensador y sobre todo al humanista que fue”. Mencionó sus tiempos de universitario dentro de esa casa de estudios.
Fernando Nava, especialista en lenguas indígenas, director fundador del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, relató la faceta de Carlos Montemayor como cantante y estudioso de la música, disciplina presente a lo largo de su vida, y que, lo condujo a traducir varias óperas, a escribir el libreto de “Encuentro en el ocaso” y a plasmar su voz de tenor en diversas piezas musicales.
Recordó anécdotas del gran pensador mexicano, desde su etapa escolar en su tierra natal Parral, Chihuahua y su acercamiento a la música con tan solo 13 años. Mencionó que además de sus poemas, cuentos, novelas, crónicas y ensayos, dentro de su producción en el campo de la música tradujo la obra Carmina Burana del Latín al Español, además de grabar un amplio repertorio musical plasmado en 4 discos: canciones de María Grever; canciones napolitanas e italianas, concierto mexicano y Zarzuela y cantos de España.
Jorge Ruiz Dueñas, poeta y narrador mexicano, amigo de Montemayor, fue quien lo invitó a ser el responsable de las actividades culturales de la UAM en la unidad de Azcapotzalco, y más tarde coordinador de extensión universitaria, donde impulsó las clases de guitarra clásica entre otras actividades artísticas. Montemayor fue el primer director general de Difusión Cultural de esa casa de Estudios.
La exposición de Jorge Ruiz Dueñas se enfocó en la obra poética del escritor, la cual se publicó a partir de 1997 con “Las armas del viento”, en 2007 “Los poemas de Tsin Pau” y culminó en 2010 con la aparición del libro “Apuntes del Exilio” (2010), uno de los cuatro libros póstumos de Carlos Montemayor que dejó como legado a las letras, al pensamiento y a la política mexicana en una obra muy sólida de la historia reciente de México.
Ruiz Dueñas opinó que la poesía de Carlos Montemayor es esencia de su pensamiento, imprimió en ella una carga social, incluso de manera simbólica. Comentó que, en su narrativa, en sus trabajos en torno a las lenguas originarias, los ensayos, traducciones y composiciones musicales estaba la poesía, era “un hombre que se consideraba fundamentalmente poeta”.
“Es posible también señalar al propio Montemayor como el impulsor pertinaz de las actuales apreciaciones sobre su obra, al recrear el espíritu de una era en revuelta perpetua entre oprimidos y opresores con el poder simbólico de las palabras”, agregó.
Por su parte, Rodrigo Martínez Baracs, doctor en historia hizo un reconocimiento a la obra de Montemayor y su estudio de las lenguas indígenas, principalmente del náhuatl y su presencia en el español mexicano, tarea que se materializó en el Diccionario del náhuatl en el español de México.
Subrayó que el estudio de las lenguas indígenas nos ayuda como seres humanos y como mexicanos a entendernos, a comprender nuestro pasado y presente y se pronunció porque el Diccionario del náhuatl en el español de México, esté en manos de todos los mexicanos.
Dijo que el idioma náhuatl en la actualidad es la lengua indígena más hablada de México, tanto por sus hablantes originales como por los 128 millones de habitantes que algunas veces, sin percatarse de ello, utilizan a diario vocablos provenientes de esta lengua milenaria.
Durante el homenaje a Carlos Montemayor, se transmitieron un par de cápsulas que mostrarán datos acerca de su vida y sus aportaciones como promotor cultural dentro de la UAM.
Sobre Carlos Montemayor
Nació el 13 de junio de 1947 en Parral, Chihuahua. Fundador y profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana. Fue director de Difusión Cultural. Se desempeñó como jefe de redacción en la Revista Universidad de México, así como también fundó y dirigió Casa del Tiempo de la UAM.
Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua el 14 de marzo de 1985 para ocupar la silla XX, que perteneció al abogado y escritor Antonio Castro Leal de 1953 a 1981. En su discurso de ingreso intitulado “La tradición literaria en los escritores mexicanos (orígenes de la tradición nacional)”, analiza y problematiza el concepto de literatura nacional desde el periodo colonial hasta las producciones del siglo XX. Concluye en él que las manifestaciones literarias de cada región están dotadas de cultura y éstas, a su vez, descubren la identidad de cada nación. También fue miembro de Consejo Científico Internacional de la Association Archives de la Littérature Latino–Américaine des Caribes et Africaine du XXE siecle y de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.
La labor como escritor de Carlos Montemayor abarca los géneros novelístico, lírico y ensayístico. Tradujo la poesía de Safo y el Carmina Burana. Entre su vasta obra se encuentran Las llaves de Urgell (1971), Las armas del viento (1977), Mal de piedra (1980), Tres Contemporáneos (Jorge Cuesta, José Gorostiza, Gilberto Owen) (1981), Minas del retorno (1982), Finisterra (1982), Abril y otras estaciones (1977-1989), Cuentos gnósticos (1997), Los informes secretos (1999), Rehacer la Historia (2000) y Las mujeres del alba (2010).
Fue reconocido, entre otros, con el doctorado honoris causa por la UAM en 1995 y por la Universidad Autónoma de Chihuahua en 2009, y galardonado con el Premio Xavier Villaurrutia 1971 por Las llaves de Urgell; Premio de Novela del Cincuentenario de El Nacional 1979 por Minas del retorno; Premio Alfonso Décimo de Traducción Literaria 1989; Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares 1990 por Abril y otros poemas; Premio Nacional de Narrativa Colima para Obra Publicada 1991 por Guerra en el paraíso; Premio Ciencias y Artes de Yucatán y Medalla Yucatán 1993 por su apoyo a la literatura actual en lengua maya y Premio Nacional de Ciencias y