Jonatan García Rabadán, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Aidée Baranda Ortiz, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Desde hace tiempo, el juego es un tema sometido a debate público, tanto ciudadano como político. En España, la historia de los juegos de azar ha conocido grandes cambios desde el siglo XX hasta la actualidad. En una parte importante de dicho periodo, algunos estuvieron prohibidos y no se legalizarían hasta 1977. Otros, sin embargo, han gozado de un significativo reconocimiento social, como la lotería o las quinielas, especialmente sorteos como el Gordo de Navidad o el Niño, aquellos que reciben una mayor atención por parte de los medios de comunicación y más ingresos a las arcas públicas.
Hoy en día, no puede obviarse el enraizamiento cultural que ciertos juegos de azar tienen en nuestras sociedades, ya sea por tradiciones o vinculados a deportes locales, entre otros.
Por todo ello, desde la sociología también se ha empezado a considerar este como un espacio de análisis. Así, la Dirección de Juego y Espectáculos de Gobierno Vasco creó el Observatorio Vasco del Juego en colaboración con el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la UPV/EHU. Entre los objetivos iniciales del proyecto destaca el estudio de esta realidad –más allá de la situaciones de riesgo o dependencia– con el fin de emprender políticas públicas lo más efectivas posible.
Vinculado a ese mismo fin se realizó el primer informe, Prevalencia, hábitos y perfiles de las personas jugadoras en Euskadi, con la idea de responder a los mitos e ideas preconcebidas existentes en la sociedad vasca.
La primera conclusión del estudio reafirma la indudable presencia de los juegos de azar entre la ciudadanía vasca, como demuestra el hecho de que el 70,5 % reconociese haber realizado alguna apuesta en el último año. No obstante, si miramos quién ha jugado a cada tipo de juego y por qué lo ha hecho, encontraremos diferentes perfiles. En este punto, la perspectiva de género también tiene mucho que decir.
¿Es verdad que juegan más ellos que ellas?
En un primer término, la prevalencia del juego es similar entre hombres y mujeres, 71,6 % y 69,5 %, respectivamente. Aunque este dato no muestre diferencias entre ambos grupos, sí que se da en cuestiones como la modalidad de juego o los motivos.
En cuanto a la primera, las mujeres muestran una mayor tendencia hacia su participación en la Lotería Nacional (50,5 %, frente al 32,4 % de los hombres), el Cupón de la ONCE (9,4 % las mujeres y 4,2 % de los hombres) y las loterías instantáneas (1,5 % de mujeres e inexistente entre los hombres). Estos, que son los juegos más “feminizados”, se encuentran integrados en lo que se podría considerar como juegos públicos.
Mientras, los hombres destacan por su mayor presencia en el resto de juegos, como la Lotería Primitiva (47,6 %, frente al 34,2 % de las mujeres) o aquellas que tienen un componente deportivo. En definitiva, las mujeres tienen más homogeneizadas sus preferencias en torno a los juegos más tradicionales, aquellos dependientes de la SELAE (Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado) y la ONCE, mientras que los hombres diversifican más sus gustos por el tipo de juego o apuesta.
El segundo punto de análisis se centra en la motivación que les lleva a jugar. A pesar de que el principal aliciente sea ganar dinero, hay otras razones en las que se aprecia en mayor medida el sesgo de género. El juego por tradición y apoyo a iniciativas sociales es la segunda motivación entre el colectivo femenino, pues se relaciona con la Lotería Nacional o los Cupones. En el caso de los hombres, el juego por diversión o para estar con otras personas es lo que destaca.
¿Qué hay del juego online?
En la actualidad, se añade una nueva variable al tema: las pantallas. Precisamente, uno de los asuntos que más preocupa a expertos, familias e instituciones es el juego online, ya que sus características estructurales: inmediatez, anonimato y accesibilidad las 24 horas del día hacen que sea más difícil su seguimiento; así como la vinculación de esta realidad con los videojuegos entre las personas más jóvenes.
Lo que más sobresale de esta modalidad de juego es que su público, por motivos obvios, es principalmente joven. Este grupo sigue prefiriendo el juego presencial, como demuestra el último informe publicado por el mismo equipo investigador, pero con ciertas diferencias y con matices significativos.
El porcentaje de población vasca entre 18 y 30 años que afirmó haber jugado se situaba en torno al 25 %, lo que muestra una diferencia en cuanto a la prevalencia de la población en su conjunto. Nuevamente, este colectivo está bastante masculinizado. La prevalencia de mujeres jugadoras en el último año es del 16,4 % frente a la de hombres, que asciende al 41,3 %.
Además, uno de los comportamientos que más les diferencia es la modalidad de juego. Ellas juegan presencialmente en el 84,2 % de los casos y ellos lo hacen en el 62,3 %. Una explicación se halla en que ellos combinan ambas modalidades (presencial/online) o juegan online más que ellas (37,7 % y 17,8 % respectivamente). Con ello se ahonda más en la idea de perfiles diferenciados, no solo por cuestión de edad, también de género, en esta nueva modalidad.
Estos jóvenes destacan, sobre todo, por elegir las apuestas deportivas, tanto en su versión presencial como online. Esta afirmación ratifica la idea establecida de que el componente deportivo posee una capacidad discriminatoria.
Con todo, este campo aun tiene un largo recorrido de investigación para aportar mayor conocimiento sobre el sector del juego.
Jonatan García Rabadán, Profesor Ayudante doctor. Dpto. Sociología y Trabajo, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Aidée Baranda Ortiz, Personal investigador contratado en el Departamento de Sociología de la UPV/EHU, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.