Ainhoa Arana Cuenca, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja ; Cristina Jiménez Hernández, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja y Marta Curto Prieto, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Las tareas domésticas que se suelen asignar a niños y niñas en casa, como poner la mesa o recoger su cuarto, inculcan a los pequeños responsabilidad y potencian el amor propio y el autocuidado.
Como padres, suponemos que tener el cuarto ordenado favorece una mente más despejada y un estado interior armonioso; incluso que un espacio desorganizado puede causar problemas de concentración, dificultad en el estudio y puede afectar la hora de conciliar el sueño.
Lo que quizá no hayamos pensado nunca es que estas tareas tengan alguna relación con las matemáticas. Pero la tienen: de hecho, desarrollan el pensamiento lógico–matemático de los pequeños, con importantes efectos a largo plazo.
Matemáticas de cada día
Las matemáticas no son un conocimiento alejado del día a día. Lo deseable es formar personas con la capacidad de emplear de manera eficaz y en diferentes contextos de su quehacer diario conocimientos de tipo matemático.
De hecho, las matemáticas forman parte del día a día de los niños y las emplean sin ser conscientes de su aprendizaje.
Este es el motivo por el que, en los últimos años, se le ha dado gran importancia al hecho de llevar a cabo en Educación Infantil un proceso de enseñanza–aprendizaje basado en contextos reales y ajustados a las necesidades de los niños para favorecer el aprendizaje matemático.
Trabajar las operaciones lógicas prenuméricas con actividades cotidianas no solo en el aula, sino también en casa, nos va a permitir que los niños desarrollen su capacidad de respuesta ante diferentes contextos en los que sea necesario el uso de las matemáticas en un futuro.
Comparaciones y estructuras
El niño construye relaciones de comparación, semejanzas, diferencias, y forma estructuras básicas que favorecen su pensamiento reflexivo, crítico y creativo.
Trabajar las nociones prenuméricas, como son clasificación, seriación y enumeración, estimula la abstracción reflexiva y el pensamiento lógico del niño y lo prepara para las operaciones concretas.
Clases, series y listas
La clasificación implica seleccionar o agrupar los objetos de acuerdo a alguna característica y nos permite organizar mentalmente el mundo que nos rodea.
Estamos clasificando cuando ponemos cada cosa en su lugar (los juguetes con los juguetes) o cuando cogemos las cucharas del cajón de los cubiertos porque vamos a comer sopa.
La seriación, por su parte, consiste en ordenar los objetos con un principio y un fin y con ello desarrollamos la capacidad de comparar y colocarlos atendiendo a sus diferencias.
Realizamos esta acción cuando colocamos los libros en la estantería atendiendo a su numeración, o del más grande a más pequeño o cuando ponemos la mesa y asignamos a cada cubierto su orden correcto.
Por último, la enumeración se refiere a realizar una acción y solo una acción a los objetos de una colección. Por ejemplo, poner un tenedor y solo un tenedor a cada comensal, o colgar el abrigo en su perchero y solo en su perchero.
El concepto del número
Estos conceptos prenuméricos son importantes en el desarrollo del concepto del número. No para saber decir los números o reconocerlos, sino para entender que con dicho número estamos indicando la cantidad de objetos que hay en la colección (carácter cardinal) o la posición que ocupa (carácter ordinal).
Pongamos un ejemplo y veamos por qué es importante trabajar la clasificación, la seriación y la enumeración:
Dos amigos están en la habitación jugando con sus robots de colores y uno le dice al otro:
“Me gusta mucho el color naranja. ¿Cuántos robots tenemos de este color?”
El amigo tendrá que poner en práctica mentalmente los conceptos prenuméricos de los que hablamos para poder dar la respuesta correcta. Primero, tendrá que realizar una clasificación y separar los robots naranjas del resto. En segundo lugar, los tendrá que ordenar para no repetir el mismo objeto dos veces.
Y, finalmente, tendrá que enumerar, al hacer una acción y solo una acción a cada uno de ellos. En este caso, dicha acción será asignar un número y sólo uno a cada uno de ellos, por lo que estará numerando.
Y con ello, podrá contestar que tienen tres robots de color naranja.
Casa ordenada, mente preparada
La próxima vez que pidamos a un niño o niña de tres o cuatro años realizar una tarea doméstica, como poner la mesa, ordenar la habitación o ayudar a vaciar el lavavajillas, podemos añadir a la satisfacción de estar ayudando a educar a un futuro adulto solidario y autosuficiente una ventaja más.
Sin darse cuenta, esas tareas de clasificación, seriación y enumeración les dotan de los pilares básicos sobre los que se va a sustentar la adquisición del conocimiento matemático.
Ainhoa Arana Cuenca, Profesora de Didáctica de las Matemáticas y las Ciencias Experimentales, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja ; Cristina Jiménez Hernández, Profesora del Área de Didáctica de las Matemáticas, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja y Marta Curto Prieto, Profesora del Departamento de Didáctica de las Mateméticas y las Ciencias Experimentales, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.