Querido Ludwig:
Me he enterado que has estado muy deprimido últimamente. Tienes motivos para ello. Los miembros del partido nacionalsocialista han montado una tendenciosa exposición donde obras tuyas y de tus colegas han sido tachadas de degeneradas. Más que exposición, parece un desfile de humillación de camino al cadalso. No me sorprende que esa deliberada acción de desprestigio te haya puesto como estás.
Pero quiero que sepas que realmente esto no debería afectarte. Los argumentos que tus detractores han usado contra ti son absurdos. Déjame explicarte. Estamos de acuerdo que todos tenemos juicios estéticos respecto a la producción artística de tal o cual artista, y estos pueden ser positivos o negativos. No hay nada de malo en ello. Pero cuando estos juicios se usan para legitimar el gusto del gobernante y ponerlo como único e incuestionable, entonces algo no marche como debe. Esta llamada exposición no invita a un diálogo, sino a una simple demonización y repudio hacia ciertos artistas y glorificación hacia otros.
Poca credibilidad tienen aquellos que por un lado aclaman el valor y amor a la patria que tienen los soldados alemanes, y por otro injustamente descalifican la totalidad de la obra de la obra artística de un combatiente muerto en acción (sabrás que hablo de Franz Marc, un colega tuyo). O que ridículamente ponen a las obras del escultor Ernest Balach tanto en ejemplos del arte del tercer Reich como en el supuesto arte degenerado. Parece que la lógica más elemental escapa a los estetas de la raza aria.
A todas luces se ve que esto no es más que un circo que se ha montado para legitimar un régimen intolerante, una artimaña propagandística de Herr Goebbels. El futuro de Alemania se ve gris si en el ámbito de las artes su gobierno se muestra tan intransigente.
Pero déjame decirte que al final ellos serán los más perjudicados de todo esto. Hay que darnos cuenta que, sin querer, han creado una magnífica colección de las últimas expresiones de la modernidad. Las obras que exponen como aberraciones y burlas al espíritu alemán, son aquellas que brillarán como la vanguardia del suelo germano en los días por venir. Ningún punto de inflexión en la historia del arte ha sido recibido con bombo y platillo por la audiencia que lo conoció primero, sino que son las generaciones venideras las que reconocen su valor.
Créeme cuando te digo que la última risa será para ti y tus colegas. El jinete azul cruzará victorioso el puente y llegará intacto, sin ningún rasguño de la metralla nazi, a la inmortalidad. Así que no dejes que tu voluntad creadora se vea detenida, no dejes que la historia se vea privada de tu genio prematuramente. El mundo te necesita, Ludwig, no dudes de ello.
Dedicado a la memoria de Ernst Ludwig Kirchner, muerto por su propia mano en junio de 1938.