Por: Jhoselyn Soria Crecencio
Tu teléfono lo sabe todo de ti. ¿Y si alguien más también lo supiera… y lo usara en tu contra? “Drop Amenaza Anónima”, la más reciente propuesta de Christopher Landon, sumerge al espectador en una pesadilla digital donde la privacidad es la primera víctima.
El director Christopher Landon, en esta ocasión, nos presenta un thriller psicológico que explora el temor más latente de la era digital: la vulnerabilidad de nuestra privacidad en un mundo cada vez más interconectado.

Landon, conocido por su capacidad para mezclar géneros como el terror, la comedia y la ciencia ficción, ya nos había sorprendido en el pasado con Feliz día de tu muerte (2017), donde nos ofreció una propuesta fresca con el concepto de una joven atrapada en un bucle temporal, reviviendo su asesinato una y otra vez mientras intenta descubrir la identidad de su atacante. Posteriormente, con Freaky (2020) llevó el intercambio de cuerpos al terreno del “slasher”, creando una interesante mezcla de horror y comedia que se convirtió en un éxito inesperado.
En Drop Amenaza Anónima, Landon cambia el tono hacia un tipo de terror más psicológico, adaptado a los miedos contemporáneos. La protagonista, Violet, se ve atrapada en un macabro juego cuando su teléfono es hackeado por una persona que no solo tiene acceso a su intimidad, sino que la mantiene bajo su control. Lo inquietante no es solo la invasión de su privacidad, sino que la persona responsable del ataque está más cerca de lo que ella imagina. Este giro hace que el peligro no solo sea virtual, sino también físico, al combinar el terror digital con una presencia palpable e inmediata.
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En un mundo donde nuestros teléfonos son mucho más que simples dispositivos, Drop Amenaza Anónima pone en evidencia el miedo a perder el control sobre lo más íntimo de nuestra vida. Nuestros dispositivos móviles se han convertido en un reflejo de nuestra alma oculta, un lugar donde guardamos nuestros secretos más personales. La posibilidad de que alguien pueda hackear nuestra vida digital y manipularla desde la distancia se vuelve una de las peores amenazas de nuestros tiempos.

El juego macabro ha comenzado
Violet (interpretada por Meghann Fahy) es una madre viuda y soltera que, después de años sin salir con nadie, decide probar suerte en una aplicación de citas. Tras varios meses de conversaciones virtuales, acepta una cita con Henry (Brandon Sklenar), y su hermana se ofrece a cuidar a su hijo mientras ella sale.
La cita tiene lugar en un restaurante de lujo en un rascacielos, donde Violet comienza a recibir mensajes extraños que la alertan de un posible peligro. Aunque inicialmente piensa que es una broma, la situación toma un giro perturbador cuando un mensaje le ordena revisar las cámaras de seguridad de su casa. Al hacerlo, descubre que hay una persona encapuchada con una pistola dentro de su hogar.
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La cita, que comenzó con buena química con Henry, se convierte en una tortura emocional. Violet se ve atrapada en un dilema entre la seguridad de su familia y una serie de decisiones difíciles. Además, no sabe quién está detrás de los mensajes, pero sabe que la persona está en el restaurante, lo que aumenta la paranoia en Violet, quien empieza a sospechar de todos los presentes en el lugar.
A medida que los mensajes aumentan con las amenazas y órdenes, Violet recibe la orden final de hacer algo impensable: matar a Henry. La presión aumenta, y la película lleva al espectador a un clímax de tensión. A lo largo de la historia, se revelan fragmentos del pasado de la protagonista, lo que ayuda a entender sus miedos y motivaciones. El dilema final, sobre si matar o no a Henry, se convierte en el punto central de la película, dejando al público con la pregunta: ¿lo hará?, y ¿si tú estuvieras en esa situación lo harías?

El thriller se esconde entre notificaciones, mientras las risas vibran.
En Drop Amenaza Anónima, con una duración de 1 hora y 40 minutos, nos encontramos con una propuesta que, a pesar de su simplicidad, logra atraparnos desde el primer momento con una combinación efectiva de tensión, suspenso, humor y romance. En un mundo saturado de cine de terror y thriller psicológico, donde las expectativas por lo general buscan obras que no solo ofrezcan entretenimiento, sino también algo más profundo, la película sabe perfectamente cuál es su lugar: no pretende ser un análisis profundo sobre la naturaleza humana o el impacto de la tecnología en nuestras vidas, sino que se limita a lo que ofrece. Y, en este caso, eso es suficiente.
El film se convierte en esa opción de entretenimiento que muchos necesitan en tiempos en los que las preocupaciones cotidianas, las noticias de terror digital y la ansiedad que genera el estar constantemente conectados, el miedo a ser hackeado, han ganado una relevancia mucho mayor. Drop se aprovecha de este contexto para crear una atmósfera que logra sentirse tan familiar como inquietante.
Aunque no es una película de terror convencional, el temor que explora está presente en algo mucho más cercano y cotidiano: el uso del teléfono móvil, las redes sociales, las aplicaciones de mensajería instantánea que nos conectan de forma tan directa, pero también de manera tan vulnerable. La película hace de esa vulnerabilidad un personaje más, invitándonos a reflexionar, aunque brevemente, sobre lo que realmente estamos expuestos al dar un clic o al recibir un mensaje de un número desconocido.

Sin embargo, lo que realmente distingue a Drop Amenaza Anónima es el toque de humor que la acompaña durante gran parte de la película. Lejos de restarle seriedad a las escenas más tensas, el humor se convierte en un contrapeso necesario para que el film no se hunda en una espiral de pretensión o dramatismo.
En muchas ocasiones, la risa es involuntaria, y eso es precisamente lo que hace que el cine de terror de este tipo sea tan efectivo. No se trata de reírse de los personajes o de lo que les ocurre, sino de la extraña mezcla de terror y absurdidad que puede generar una situación tan común como estar sentado en un restaurante, esperando la comida, y de repente encontrarte en medio de una situación que pone la vida de tu familia en peligro sin que lo hayas pedido.
Aquí, las situaciones incómodas, las interacciones torpes y las reacciones de los personajes ante lo imposible, funcionan como una válvula de escape para los momentos de tensión, llevando al espectador a una especie de montaña rusa emocional en la que la risa y la tensión van de la mano.
Por otro lado, si bien no se puede negar que Drop es una película bien construida para el entretenimiento, su falta de profundidad en ciertos aspectos podría ser vista como un inconveniente para algunos cinéfilos. Las motivaciones de los personajes son claras, pero se quedan en lo superficial, lo que resta una capa importante a lo que podría haber sido una trama más envolvente y compleja.
Sin embargo, esto no es necesariamente algo negativo. En lugar de intentar agregar capas filosóficas o crear una historia más profunda de lo que necesita ser, la película opta por mantenerse fiel a su naturaleza ligera y escapista. A veces, solo necesitamos una película que nos ponga de nervios, nos haga reír un poco y nos deje disfrutar de la experiencia sin tener que pensar demasiado.

Un nuevo estreno inesperado
Por si fuera poco, antes de que Drop Amenaza Anónima siquiera comenzara, la pantalla nos regaló un tráiler de M3GAN 2.0; una joya de horror que dejó claro que la inteligencia artificial sigue de moda y más viva (y peligrosa) que nunca. Una coincidencia con bastante intención, porque Drop también nos recuerda que el terror de este siglo no se esconde en la oscuridad, sino que está conectado al Internet.
Universal Pictures y Blumhouse tienen una alianza que parece diseñada: uno pone el músculo de distribución, el otro la capacidad para sacarte un susto mientras te ríes y te preguntas si deberías apagar tu celular de una buena vez. En un año donde Universal también lanzó Oppenheimer, la película más densa y radioactiva del año, Drop parece la prima relajada que solo quiere asustarte un rato sin arruinarte la noche.
Se estrena este 10 de abril, y si decides ir, amigo espectador, prepárate, porque esta vez, la amenaza no viene del bosque ni de un espíritu vengativo; viene de algo que consultaste hace cinco minutos, de algo que vibra justo ahora en tu bolsillo.