En medio del luto mundial por el fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, una historia de su adolescencia ha capturado la atención: un romance juvenil que, según testimonios, influyó en su vocación religiosa. Amalia Damonte, vecina del joven Jorge Mario Bergoglio en el barrio porteño de Flores, compartió detalles de un amor temprano que dejó una huella indeleble.
La historia revela que Bergoglio, a sus 12 años, le habría prometido a Amalia: “Si no puedo casarme contigo, me haré sacerdote”. Esta declaración, recordada con una mezcla de humor y nostalgia por Damonte en una entrevista de 2013, pinta un cuadro de un amor adolescente intenso, marcado por cartas clandestinas y la desaprobación familiar. “Mi padre me pegó por escribirle una nota a un niño”, confesó Damonte, evidenciando las restricciones de la época.

La revelación de este romance, que surgió tras la elección de Bergoglio como Papa Francisco, humaniza la figura del pontífice, mostrando un lado vulnerable y una juventud marcada por el amor y las decisiones trascendentales. A pesar de que la relación no prosperó, su impacto en la elección de Bergoglio de seguir el camino del sacerdocio es innegable.
Este relato emerge en un momento de reflexión global sobre el legado del Papa Francisco, quien lideró la Iglesia Católica en tiempos de desafíos complejos. La historia de su amor juvenil con Amalia Damonte añade una dimensión personal a su figura, recordando que detrás del líder religioso se encontraba un hombre con una historia humana y experiencias que moldearon su destino.